Indiscutiblemente, las baterías recargables no pueden hacer falta dentro del equipo de cualquier fotógrafo, profesional o aficionado. Flashes, equipos de iluminacióncontroles hasta la misma cámara funcionan con baterías de este tipo.

Por eso son un artículo indispensable para cualquier fotógrafo, incluso muchos acostumbran a cargar consigo muchas baterías extras para evitar quedarse sin energía en medio de un trabajo. Características como su tamaño y peso, las convierten en un artefacto bastante simple de transportar, aunque no es recomendable guardarlas en lugares con temperaturas muy elevadas, pues esto puede arruinarlas o incluso causar que las mismas exploten.

Existen varias categorías de baterías recargables, entre las que se encuentran las Ni-Mh (Níquel e Hidruro Metálico), Ni-Cd (Níquel Cadmio) y finalmente las Li-Ion (Iones de Litio), que son las más recomendadas por su eficacia y vida útil.

Las baterías de litio tienen una elevada densidad de energía, por lo cual permiten acumular una mayor cantidad de energía que el resto de pilas; se presentan en una amplia variedad de formas y clases, por lo cual no será difícil encontrar una que se adapte a cualquier necesidad.

Si bien su sensibilidad a elevadas temperaturas requiere en su fabricación la inclusión de dispositivos adicionales de seguridad, resultando en un coste superior que ha impedido que su comercialización se haga aún mayor. Las baterías basadas en esta tecnología tienen varias ventajas: Gracias a su elevada densidad de energía, acumulan mayor carga por unidad de peso y volumen.

Además, carecen del conocido "efecto memoria", es decir, no tendrán inconveniente si se cargan aun cuando no habían llegado a su mínimo vital. Su tasa de autodescarga es mínima y por ello no hace falta descargarlas por completo. De hecho, es recomendable evitar esto, pues puede acortar mucho la vida útil de este tipo de baterías.

Se descargarán muy poco en periodos en que se almacenen en desuso, esto será aproximadamente un 6% al mes. La mayoría de baterías tras seis meses en reposo, pueden retener hasta 80% de su carga.

Las baterías recargables Li-Ion soportan un número limitado de cargas: entre 300 y 1000. Es importante entender que la duración media de las baterías depende del porcentaje de carga con el que sean almacenadas y principalmente del cuidado que les de el usuario. Pueden tener una vida útil de 3 años o más si se almacenan regularmente con 40% de su carga máxima. Asimismo, se debe evitar mantenerlas con carga completa durante largos períodos. Éste tipo de baterías está diseñado para soportar entre 300 y 1000 cargas en toda su vida útil.

Para el cuidado de estas baterías es recomendable que permanezcan en un sitio fresco y evitar las temperaturas extremas ya sea calor o frio. Ya que su capacidad de trabajo puede disminuir en climas fríos: Ofrecen un rendimiento inferior a bajas temperaturas, reduciendo su duración hasta de 25%.

También es preciso recargarlas con un cargador específico para esta tecnología, pues usar un cargador inadecuado puede dañar la batería y puede inclusive causar que esta se incendie. Existen en diferentes modelos para diferentes aparatos y cada referencia necesita un cargador específicamente compatible con sus características únicas.

Aunque tienen tantas cosas positivas como negativas, las baterías recargables de litio siguen tomándose los mercados gracias a su compatibilidad con casi cualquier aparato electrónico, pues los puntos a favor prevalecen ante lo negativo.