¿Trípode o monopie?, si eres fotógrafo de profesión, o por hobby, seguramente te has hecho esa pregunta alguna vez.

Ambas herramientas te permiten estabilizar tu cámara, pero no son iguales, como su nombre lo indica, la diferencia es el nombre de pies: El trípode cuenta con tres patas mientras que el monopie cuenta con una sola pata.

Los usos y beneficios de cada uno van más allá. Pero ¿Cuál es mejor?

Para empezar, el trípode es el más conocido y popular. Es firme, estable, resistente y no necesita de nuestra ayuda para mantener la cámara estática. ¡Tan sólo ajusta su posición, altura y dispara! La mayoría de ellos cuentan con un nivel de burbuja que nos dejará saber que tan inclinada se encuentra la cámara con respecto al piso para obtener encuadres perfectos.

Gracias a la gran altura que pueden alcanzar, te será posible fijar la cámara por encima del nivel de tus ojos y capturar fotos con mejores perspectivas sin perder la nitidez y sin tener que adoptar posiciones incómodas.

Para la toma de videos, el trípode es un elemento indispensable pues gracias a la estabilidad que brinda, y a la posibilidad de realizar movimientos uniformes sin dañar el plano, puedes lograr un vídeo de alta calidad sin terminar adolorido tras esforzarte por cargar la cámara sin movimientos bruscos durante largos periodos de tiempo.

Sin embargo, los trípodes tienden a ser muy grandes, pesados e incómodos a la hora de transportarlos o almacenarlos y si vas a trabajar en lugares exteriores muy concurridos puedes incluso causar un accidente si no aseguras el área alrededor.

Los monopies cuentan con una sola pata que sirve para dar estabilidad y soportar el peso de la cámara y sus accesorios. El monopié es un accesorio fotográfico que se convierte en muchas ocasiones en una buena alternativa a un trípode a la hora de hacer determinados tipos de fotos o vídeos. Pueden ser más prácticos, cómodos, livianos y compactos, por lo tanto, más fáciles de transportar que un trípode.

Estos factores lo hacen muy útil en tomas en situaciones concurridas en donde existe riesgo de tropezones o cuando no se cuenta con superficies regulares en las que acomodar las tres patas del trípode de forma que quede completamente firme y nivelado.

La facilidad de montar un monopié es mucho mayor. Mientras que en el trípode tenemos que desplegar las diferentes secciones de cada una de las tres patas, con el monopie solo desplegaremos una. Aunque permite estabilizar la cámara para tomas prolongadas siempre y cuando contemos con un pulso infalible, no se puede obtener una posición totalmente estática como con un trípode, esto reduce en la posibilidad de componer un encuadre altamente detallado.

Los monopiés son mucho más rígidos. Podemos desplegarlos y ajustar su altura, pero al final los puntos de vista de nuestras fotos son mucho más limitados, pues no es posible realizar movimientos uniformes, o realizar encuadres verticales, cosa que si ofrece un trípode.

Finalmente, tanto un trípode como un monopie son herramientas útiles y al menos uno de ellos debe hacer parte del arsenal de todo fotógrafo, ambos cumplen funciones muy parecidas, pero en situaciones diferentes.