Flash cobra

La luz es un elemento fundamental para la vida, permite que nuestros ojos y cerebro interpreten un mundo de formas, colores, intensidades y contrastes. Es por esto que después de un buen trípode, el flash es probablemente el accesorio más imprescindible en el arsenal de todo fotógrafo.

Los flashes tipo cobra son los flashes externos más extendidos. Llamados así por su forma que recuerda a la conocida serpiente, son pequeños y fáciles de transportar y son herramientas ideales para un mejor control de la luz. Con su forma de "cobra" se puede hacer que pivoten para orientar la luz hacia donde se desee.

Cuando adquirimos un flash de mano nuestras posibilidades de hacer fotos aumentan. Usualmente utilizado para compensar la falta de luminosidad y las limitaciones de la cámara fotográfica, el flash tiene también una utilidad artística ya que permite aislar un movimiento, contrarrestar una sombra bastante marcada, lograr equilibrios, contrastes fuertes o contraluces, entre otros. 

Un flash externo, tiene mucha más potencia que el flash integrado en la cámara, lo que permite utilizar modificadores como difusores, reflectores para un mayor manejo de la luz. Y permite al fotógrafo iluminar de dos formas:

  1. Como luz directa (antorcha del flash orientado hacia adelante), donde la luz principal es la del flash. Es decir, predomina sobre el resto de luces. 
  2. Como luz de relleno, utilizado para suavizar las duras sombras producidas por el Sol, este suele ser el método más empleado. 

Existen en el mercado modelos con calidades distintas, con diferentes velocidades y valores de zoom, lo cual hace que sean de los más apreciados en el mundo de la fotografía. El Flash externo puede ser fijo u orientable según los modelos y cuenta con dos modos básicos de funcionamiento: Modo TTL y Modo Manual.

Modo TTL ("Through the lens" o "A través del lente"). Se trata de un modo automático del flash. Donde es la cámara la que se encarga de medir la luz a través del objetivo y comunicarse con el flash para ajustar la potencia requerida en la escena.

Modo Manual. Este es el modo más complicado, pero el idóneo para aprender a iluminar, ya que es el fotógrafo quien decide cuanta potencia y de qué manera llega a la escena.

Entre los factores a tener en cuenta antes de escoger un flash encontramos:

  • La velocidad de reciclado. indica lo rápido que puede volver a disparar el dispositivo. Una velocidad muy baja puede limitar al fotógrafo.
  • Velocidad máxima de sincronización. Algunos modelos de flash poseen lo que se llama sincronización de alta velocidad, High Speed Sync o HSS. En esta función el flash emite pequeños destellos de menor potencia en lugar de uno fuerte. De este modo se ilumina en cada destello la parte visible del sensor, exponiendo de forma coherente la escena.
  • Zoom del flash. La función zoom permite que el área iluminada se ajuste al ángulo de visión de la distancia focal. Algunos modelos permiten el zoom automático (que se ajusta al objetivo utilizado) o el manual. Este último nos permite, por ejemplo, realizar un retrato con un objetivo de 70 mm y rebotar la luz en el techo o en una pared, con el flash en posición angular: obtendremos una fuente de luz suave y difusa, de mayor tamaño.
  • Potencia. Los flashes se diferencian por esta característica. Su intensidad luminosa es fundamental para conseguir resultados a distancias mayores o para conseguir diafragmas más cerrados. Denominación de potencia se da en GN (NúmeroGuía), es la que nos da la relación entre la sensibilidad (ISO) con la cantidad de energía luminosa que puede producir la perdida de luz por el espacio, y la distancia a calcularse en metros.